18/Sep/2004

ARTES & ENSARTES PASAJE DE IDA

A muestra de Jorge Cabieses en PUNCTUM lo confirma como uno de los artistas jóvenes de propuesta más consolidada. Él es autor de una obra innovadora a partir de una iconografía desarrollada con señales de la vida diaria, para trabajar cuadros en los que fusiona pintura y serigrafía, obteniendo resultados de complejidad de escasos precedentes en nuestros modos de ver.

En “boarding pass” Cabieses vuelve a hacer notorias aquellas imágenes que nos suelen pasar desapercibidas o ser consumidas de manera subliminal, haciendo sumamente coherente una trayectoria que se inicia de manera notoria con sus inmersiones en una mirada chicha. Progresivamente su trabajo se ha ido orientando por vías paralelas a las que transitaran Warhol, et al. Cuatro décadas atrás. Pero a diferencia de la mayoría de aquellos, Cabieses es pintor con espléndido dominio del color y de enorme capacidad para integrar con eficiencia la pincelada a los planos serigráficos. A ello se suma su amplísimo conocimiento de la señal ética contemporánea, cuyos efectos pueden apreciarse de manera más nítida en el formato mayor de la muestra.

Este boarding pass se convierte en una metáfora del tránsito de un artista que se iniciaba a otro que se aprecia absolutamente seguro de sus medios. Es el viaje hacia una madurez que no tiene retorno, un pasaje de ida sin regreso posible. Cabieses ha llegado a esa meta de juventud que permite considerarlo como a uno de los artistas cuyas obras más ameritan seguimiento constante y un permanente interés. Nada menos.

Margarita Checa presenta en Lucía de la Puente una muestra en la que resume los logros de esos últimos años en los cuales ha estado ausente de nuestro circuito, desarrollando una actividad internacional. Con esta exposición ella se reafirma como una de las esculturas más destacadas de nuestro país. Reconocimiento un tanto tardío, debido, entre otras cosas, a una tradición escultórica limeña a la que nos acostumbraron los escultores de su generación, absolutamente abstracto y derivativo de Noguchi, sin que esta afirmación pretenda minimizar el mérito de aquellos. Sin embargo, basta visitar el Museo Noguchi en Brooklyn para encontrar los orígenes de lo mejor de nuestra escultura de los 80. Ironías de un país cuyas manifestaciones precolombinas, esencialmente geométricas, no lograron empatar con los intereses de una época.

Margarita Checa se inició con una obra marcada por su empatía con Cristina Gálvez, a quien quizás la nueva generación desconoce por carencia de ese Museo de Arte Contemporáneo que tanto requerimos. En ese entonces ella alternaba bronces con sobresalientes dibujos, llegando a incursionar en la pintura antes de su larga estadía en América Central.

Regresó trabajando la madera de manera insuperable, haciendo incisiones, insertando nuevos elementos y adoptando los conocimientos

de la artesanía caribeña, para hacer esculturas sensuales y opulentas, a los que añade su inusual maestría en el dominio del cuerpo humano. En plena madurez artística, Margarita Checa ha logrado hacer algunas de las esculturas más espléndidas del arte contemporáneo del Perú. Gustavo Buntinx ocupa la LMQG con una muestra de importancia para los interesados en estudiar los modos de comunicación predominantes en el circuito “no oficial” de los últimos 10 años, marcando abismal distancia con la producción de 30 años atrás, donde Ruiz Durand, por ejemplo, fue capaz de hacer de cada cartel una obra de arte.

Los afiches actuales están marcados por la estridencia, la precariedad del papel y la intuición de un diseño que hace deglutir la comunicación y eliminarla rápidamente con el que nos aborda en la otra esquina. Pero es fácil concluir que si el aviso se ha achorado, simplemente se debe a su orientación a un sector antes marginado y hoy vencedor del combate social que tiene lugar entre nosotros.

Sobresale nítidamente “La Perrera”, creada por artistas como Natalia Iguiñez, con perfecto conocimiento de lo que debe ser un cartel. Las reacciones -muchas veces iracundas ante la obra pública de este colectivo, demuestra la eficacia de su labor. En tiempos de Dina Páucar, la muestra resulta es más que oportuna para comprender mejor qué está ocurriendo entre nosotros y, quizás, llegar a definir quién es, en la sociedad peruana, son (somos) “los otros”. ■

REVISTA CARETAS Nº 1841Critica Luis Lama

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